miércoles, 1 de febrero de 2012

Llegó el fútbol negocio, el verdadero fútbol negocio.


Cuando René Orozco, Nefrólogo y docente de la Universidad de Chile y además presidente de la CORFUCH[1] durante la década del 90 y 2000, profetizó que el fútbol caería en manos de la derecha política y los grupos económicos influyentes del país no se equivoco. Es más, acertó con una escalofriante precisión.

El fútbol profesional chileno, o más bien fútbol rentado[2]  sufrió un cambio sustancial durante la década del 2000, periodo en el cual, y debido al proyecto aprobado por el poder legislativo en Chile, se le obligó a la totalidad de los clubes de fútbol a ser privatizados. Las opciones eran dos, la primera y a la cual la totalidad de los equipos adscribieron, fue la de crear una Sociedad Anónima con fines de lucro. La segunda, crear un fondo de inversiones bajo el nombre de fundación o corporación, pero con una pequeña salvedad. Quienes dirigieran esas fundaciones o corporaciones debían responder penalmente en caso de problemas económicos. Nadie fue tan valiente, o más bien a nadie dejaron ser tan valiente para tomar este camino.
Los equipos profesionales -o más bien rentados[3]- junto a la ANFP, abrazaron con entusiasmo al fútbol negocio. Ahora podían ser dueños en el papel y la testera, algo implícito pero por todos conocido hasta entonces.
No tardaron en abrazarse, vaticinando una nueva etapa para nuestro fútbol. Prometieron responsabilidades, espectáculo a gran nivel y sobre todo el fin de la violencia. Ya no más quiebras ni fraudes, tampoco más vándalos ni malos equipos, todo era lindo y perfecto.

La aprobación por parte del congreso de la Ley 20.019, en Mayo de 2005, buscaba “ordenar el funcionamiento de los clubes deportivos y sus manejos financieros”[4]. La propuesta databa de 2002, cuando el Presidente de la República, Ricardo Lagos, envió el proyecto de ley al congreso, mencionando dentro de sus gestores a un por entonces ex senador, de apellido Piñera y nombre Sebastián.
La relación del actual Presidente de la República con las S.A.D.P es bastante conocida[5]. Aprobada en 2005, esta ley entregó en bandeja a los clubes deportivos y equipos de fútbol a quienes contaran con la capacidad de comprarlos a un precio bastante asequible para sus bolsillos. El fútbol perdía así cualquier carácter social y sería arrebatado a sus verdaderos dueños, los hinchas y socios.

La realidad apunta a que la primera Sociedad Anónima Deportiva Privada – gran nombre para designar a las S.A- en el fútbol chileno adquirió el mítico y académico equipo de Magallanes cerca del año 2000. El primer campeón del fútbol profesional en este país realizó paupérrimas campañas en primera B desde que se privatizó y finalmente descendió el año 2006. Demoró 5 años en volver al fútbol profesional. Durante el 2011, en su retorno al profesionalismo, Magallanes quedo penúltimo en la tabla general, superando solamente a Copiapó, equipo descendido al amateurismo. Magallanes fue la primera S.A de la nueva época, pero no es modelo, ejemplo ni símbolo de las S.A.

Tampoco muchos recordarán a la más nefasta de todas las incursiones del fútbol negocio en esta media década. León de Collao. Con bombos y platillos un grupo inversor europeo tomaba control de Deportes Concepción S.A.D.P, los lilas junto a Fernández Vial son el equipo más masivo del Gran Concepción y prometían mucho.
La realidad indica que dejaron sueldos impagos, contratos desechos, relaciones comerciales a medias y lo peor, a un equipo profesional sin jugar.
Uno de sus directores, Marcos Ulloa, está recluido en una cárcel de la zona por delitos como estafa y malversación de fondos[6], pero no por lo hecho con León de Collao, si no que por otros motivos – ¿puede ser peor? Sí, puede ser peor-.
La concesión de derechos se realizó por 30 años, en los cuales Deportes Concepción S.A.D.P cedía a cambio de 650 millones de pesos[7] el control del equipo. El 27 de Agosto de 2007 se firmó el acuerdo, y menos de un año después se deshizo en una notaría de Concepción. El trámite costó 40 mil pesos, pero dejó perjuicios sociales, económicos y deportivos difíciles de estimar.
Durante el Apertura 2008 Deportes Concepción realizó una meritoria campaña en el torneo, la cual lo dejó en puestos de avanzada finalizada la competición, pero por las constantes fallas administrativas, episodios vergonzosos de cheques sin fondo, planillas impagas y conflictos económicos, el equipo, a través de la ANFP, fue castigado con la peor de las penas del fútbol, no poder competir.
Durante el clausura 2008 el fútbol chileno contó con 19 equipos, Deportes Concepción fue castigado con la expulsión del torneo y se decretó el descenso automático a Primera B. El primer gran revés de esta etapa[8] del fútbol moderno en el Chile. El modelo era bueno, pero solo en algunas ocasiones y, el “Conce”, sufrió en carne propia la otra cara de la privatización.

Cuando se aprobó la ley de Sociedades Anónimas Deportivas no tardaron en aparecer las ‘necesidades’ de modernizar y sanear clubes. Los dos equipos más grandes del país, Universidad de Chile y Colo-Colo, no tardaron en ser privatizados y repitiendo la antigua puja que data desde la dictadura. Las palabras de Orozco dieron en la certeza más exacta. La ‘U’ fue adquirida y controlada por la UDI y Colo-Colo por RN, al igual que en la dictadura, cuando los azules a través de Rolando Molina, fueron controlados por la Avanzada Nacional –derecha extrema y conservadora- y los albos cayeron en manos de los liberales económicos –grupo BHC- .

Colo-Colo cayó en la quiebra el año 2002. El club perdió gran parte de su patrimonio intentando saldar una deuda cercana a los 30 millones de dólares.
El año 2005 se decide ceder los derechos del CSD Colo-Colo a la concesionaria Blanco y Negro S.A por 30 años. Blanco y Negro, bastión de las S.A.D.P. consiguió en sus primeros tres años de concesión dominar completamente el campeonato nacional, amarrando 5 títulos nacionales, un equipo plagado de estrellas y reconocido en todo el continente. Colo-Colo demostraba con copas y triunfos que las S.A eran lo mejor que le podía pasar al fútbol chileno. Luego de esa pequeña etapa dorada, la concesionaria desmanteló completamente el equipo, usufructuando el legado dejado por el club. Jugadores como Matías Fernández, Valdivia, Fierro, Ormeño y Bravo, todos formados bajo el alero del antiguo CSD, fueron vendidos por ByN. Posterior a esta etapa el equipo ha transitado entre éxitos como el campeonato clausura 2009 y fracasos estrepitosos como quedar fuera de play-off el mismo 2009 o no conseguir superar la fase de grupos de Copa Libertadores desde hace 5 años.

Universidad de Chile al igual que su rival también cayó en desgracia. El 26 de Mayo de 2006 la cuarta sala de la corte de apelaciones de Santiago rechazó la petición realizada por la CORFUCH para levantar la quiebra de la corporación, decretada el año 2002. Por primera vez en su historia el estado de Chile decretaba la quiebra de una institución sin fines de lucro por deudas con el fisco.
La deuda con el fisco ascendía a  $5.700 millones de pesos y el club sería manejado por el síndico de quiebras José Manuel Edwards durante todo el proceso previo a la licitación.
364 días después Azul Azul se adjudicaría la concesión del club por 30 años, prorrogables a 15 en caso de cancelar la deuda tributaria del club antes de un periodo.
El mandato de Federico Valdés a cargo de la concesionaria ha tenido de dulce y agras.
En menos de 5 años consiguió el primer titulo internacional para los azules y cuatro campeonatos nacionales, finalizó la construcción del centro deportivo azul en la comuna de La Cisterna pero también enfrentó diversas problemáticas con la hinchada, debido al alza de precios en las entradas –Azul Azul llegó a cobrar 15 mil pesos por una galería para la semifinal de Copa Sudamericana el 2011-, constantes cambios de localía –durante 2009 jugó en 5 reductos distintos de local, incluyendo Coquimbo y Viña del Mar-, y graves incumplimientos en los contratos con socios abonados[9]
Luego del periodo de ByN, Azul Azul ha tomado la batuta, y se convierte en el modelo de S.A para el resto de los equipos del país.

Pero Azul Azul es solo el triunfador dentro de un universo de 30 S.A.D.P (U. de Concepción y Huachipato no son S.A.D.P.) que poco y nada han cambiado desde la implementación de la ley 20.019. No ha aumentado la competitividad ni ha mejorado la competencia nacional. Es más, ni siquiera se ha acercado a la época dorada del fútbol chileno, que durante 1969 y 1982 ofreció su mejor espectáculo y rendimiento en copas continentales –Universidad de Chile, Colo-Colo, Cobreloa, Unión Española, O’Higgins, Palestino y Universidad Católica disputaron, al menos semifinales de Copa Libertadores-.

Casos como Unión San Felipe o Rangers de Talca[10] han mostrado la otra cara del fútbol negocio, ensuciando la actividad y poniendo bajo la lupa a estas empresas deportivas, cuestionando su real interés por la competencia deportiva más que por el dinero y afectando directamente a quienes sustentan el negocio, los hinchas.

Las S.A.D.P no son la panacea del fútbol, tampoco la solución definitiva a la violencia, y a los constantes fracasos deportivos a nivel internacional. Si bien prometieron mejorar la competencia y el espectáculo con su llegada, lo que realmente hemos visto en los casi 7 años de vigencia es que no han realizado cambio alguno en el fútbol nacional. Debemos comprender la llegada de las sociedades anónimas como la privatización de la competencia y espectáculo deportivo en Chile, que obedece a las reglas del mercado y al sistema económico al que optó –o más bien fue impuesto- el país, no como lo que intentan mostrar los medios de comunicación a la opinión pública, la profesionalización del fútbol no es tal, debido a que quienes han adquirido el fútbol no buscan mejorar la competencia –con el caso Bielsa queda bastante claro-, si no que solo intentan hacer crecer fortunas personales y satisfacer su ego a través de algo que nos pertenece a todos, nuestro querido equipo de fútbol, el de toda la vida.

La pérdida de participación de la sociedad civil en un ámbito tan propio e importante como el fútbol, el cual crea identidades, relaciones sociales, imaginarios comunes y colectivos, tanto locales como nacionales, que cada fin de semana reúne a millones de personas con solo una pelota en común, no puede ser tomado a la ligera ni interpretado de maneras burdas ni simplistas. Es necesario comprender lo que sucede con un aspecto cultural y social arraigado en nuestra identidad. Es por esto que hay que dejar en claro que el fútbol negocio llego para quedarse y nosotros, los hinchas, tenemos la obligación de encontrar una vía para demostrar nuestro descontento, necesidades y propuestas con el fin mejorar algo que siempre nos ha pertenecido. Como dijo Orozco, finalmente la derecha se ha adquirido lo último que nos quedaba, nuestra camiseta, aún cuando sabemos que somos nosotros quienes les mantenemos con nuestro amor incondicional su fútbol negocio.



[1] Corporación de Fútbol de la Universidad de Chile. Organismo autónomo creado en 1978 tras la incisión de la casa de estudios con la rama de fútbol del Club Deportivo Universidad de Chile. Hecho consumado durante le mandato de Rolando Molina,  Abogado y militante de “Avanzada Nacional”, grupo de ultraderecha influyente y participe activo de la dictadura militar comandada por Augusto Pinochet Ugarte.
[2] En Alusión a Edgardo Marín, quien con bastante certeza y conocimiento de la actividad debido a su labor como profesional y estudioso del fútbol en Chile ha determinado que la práctica deportiva ligada al fútbol en el país no se puede definir como profesional –en contraposición a amateur- si no que debe ser definida como rentada, ya que la gran diferencia con el amateurismo es que el fútbol rentado paga a quienes ejercen la actividad pero mantiene las arcaicas estructuras que sustentan a la práctica, espectáculo y dirigencia del fútbol. No existe una profesionalización de instituciones ni tampoco de quienes las dirigen.
[3] se comprende como todos los equipos o clubes de fútbol que sean socios de la Asociación de Fútbol Profesional ANFP, y compitan en sus torneos, ya sea de primera división o primera división B.
En total son 32 equipos socios, quienes entre otros negocios, poseen el control de la competencia, los derechos de televisión y difusión del fútbol profesional chileno. Están asociados a la CONMEBOL y a la FIFA a través de la Federación de Fútbol de Chile, organismo en el cual comparten protagonismo con la Asociación de Fútbol Amateur, ANFA. Todo este entuerto burocrático se reduce a que la selección de Fútbol de Chile, cuando participa en eliminatorias, sudamericanos y mundiales de fútbol en todas sus categorías lo hace bajo el nombre de la F.F.Ch, no en nombre de la ANFP, aún cuando normalmente quien va a las reuniones de CONMEBOL y FIFA sea el presidente de esta organización.

[4] Disponible en la World Wide Web de la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. http://www.bcn.cl/actualidad_legislativa/temas_portada.2005-11-02.6038105622. Consultada el 26 de enero de 2012 a las 3:39 A.M.
[5] Sebastián Piñera, Presidente de la República durante el periodo 2010-2014 fue desde la creación de Blanco y Negro S.A.D.P. hasta el año 2011, controlador mayoritario de la concesionaria controladora de Colo-Colo.
[6]Disponible en la World Wide Web http://latercera.com/noticia/deportes/2011/08/656-385981-9-formalizan-por-estafa-a-ex-director-de-leon-de-collao-sa.shtml. Consultado el 26 de enero de 2012 a las 0:20 AM.
[7] Si bien la concesión fue avaluada alrededor de los 1.000 millones de pesos, divididos en 650 millones para D. Concepción y 350 para inversión en infraestructura, la realidad indica que solo 650 millones de pesos fueron entregados a la Sociedad Anónima. Así consta en la escritura firmada ante notario el 13 de Junio de 2008,  fecha en la cual León de Collao devuelve la concesión a 30 años a D. Concepción.
[8] La ley de Sociedades Anónimas Deportivas Privadas no es el primer intento de privatización del fútbol chileno en su historia. El caso de Colo-Colo con el grupo de inversión BHC se erige como el primer intento de privatizar el fútbol, mas adelante, en el desarrollo de este artículo se presentará la situación de Colo-Colo y su privatización.
[9] Durante la Copa Sudamericana 2011 las entradas destinadas a los socios fueron vendidas a quienes no lo eran, dejando a estos sin la posibilidad de disfrutar de un beneficio pagado. También durante 2008 y 2009 los abonados sufrieron perjuicios económicos debido al cambio de localía de la U. Por esto y otras razones, las oficinas de Azul Azul, ubicadas en la calle Marchant Pereira, comuna de Providencia, sufrieron un ataque a finales del año 2009. Información disponible en la World Wide Web http://www.terra.cl/deportes/index.cfm?accion=futbolnacional&id_reg=1331229  Consultada el 1 de febrero de 2012 a las 3:31 AM
[10] Unión San Felipe se ha convertido en un equipo al servicio de la triangulación de jugadores. Este acto, si bien no infringe ninguna normativa FIFA, no es bien visto en el mundo del fútbol –la triangulación implica pagar menos por un determinado jugador y venderlo a través del club chileno a un precio mucho mayor, lo que se traduce en menor pago de comisiones, impuestos y gravámenes propios de estas transacciones, debido a que clubes como el mismo U. San Felipe compran pases de jugadores estrella pero nunca recalan en Aconcagua.Casos como el de Ignacio Piatti, comprado por U. San Felipe e inmediatamente traspasado a San Lorenzo de Almagro en Argentina o Victor Meza, delantero Argentino que siguió el mismo camino que Piatti son los que ponen bajo la lupa el gerenciamiento del club aconcagüino. Ninguno de los jugadores pisó suelo chileno. Finalmente las sospechas sobre Rangers recaen debido a que el grupo inversor que controla U. San Felipe es quien adquirió al cuadro talquino.
Juan Pablo Varsky, “Un matrimonio por conveniencia”, Diario La Nación, Buenos Aires, Argentina. 31 de Mayo de 2010.

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