jueves, 26 de julio de 2012

"Socio" abonado, cliente asegurado.

Yo soy fiel, pero desde que la U se hizo S.A no fui más al estadio de local. Viví con alegría la Sudamericana, es más, viajé fuera de Chile a 4 partidos de esa Copa, pero sentí que algo faltaba. 
Me di cuenta que lo que sentía era cierto cuando mi viejo me pidió acompañarlo a un partido del campeonato en fecha regular. No hay entradas me dijeron, está todo vendido. Pero como, si es contra La Serena. No hay entradas señor. Obligado a verlo por el canal que tiene los derechos, me di cuenta que por lo menos había espacio para 10.000 personas más. Y me cuestioné mi fidelidad por no endeudarme por varios meses para ver a mi equipo por un lado, por otro me pregunté como era posible que la gente perdiera la ocasión de disfrutar de la U siendo que había pagado su entrada y finalmente también pensé que sería una excelente idea para los hinchas el tener una tarjeta transferible o al portador.

Aquí el problema es que se mide la fidelidad y se utiliza como parámetro, en base al dinero que cada uno tenga, o más bien, a la capacidad de compra. Conozco por lo menos 10 cercanos que de aquí a 2 años atrás se han abonado y se dicen "fieles".  Por otro lado, somos varios los que no tenemos la capacidad de compra o endeudamiento para adquirir el abono, por lo tanto debemos atenernos a las "consecuencias". Pero está claro que ahora la cosa es así.
Hace poco, en una junta nocturna, escuché a un novel hincha decirle moda a un bullanguero de años por no ir a la final de la Copa Sudamericana. En fin la cosa es así y no hay más que hacer. Años soñamos con ver miles de socios, años con canchas vendidas desde antes (La cancha está vendida, pero se dan el "lujo" de solo ir a los partidos más importantes -el abono debiera ser al portador-). Ahora que están no nos acomodan porque de una u otra manera vemos que el patrimonio que antes era "nuestro" ahora es de "todos" o muchos más (En cuanto a ser de la U). 
La mercantilización del fútbol y en especial el episodio de éxito en el cual se encuentra ahora la Universidad de Chile es digno de análisis. Si manejamos un espacio temporal de más o menos 10 años, nos daremos cuenta, mirando los datos a simple vista, que existió un cambio completo en la gestión y el marketing de la "U" con la llegada de Azul Azul. Antes, con la CORFUCH en ascuas después del 2002, no eran más de 15.000 personas las habitué del equipo. El borderó común de la U era estable y no tenía grandes variaciones durante la fase regular. Es más, incluso los superclásicos en esa fecha llevaban menos gente que ahora (A excepción del 4x0 al clásico rival en febrero de ese año) y en play-off se alcanzaba el pick de asistentes. La campaña del apertura 2004, en cuanto a números durante la fase regular, fue bastante baja por decirlo a grosso modo, porque en esos tiempos siempre se repetía la gente. Ya no era el fulgor de la segunda parte de los 90 y el comienzo del 2000. Habían pasado las grandes campañas nacionales y el equipo, más allá de mantener un nivel parejo, no era demasiado atractivo. Durante el año anterior, en el clausura, la U gozó del espectáculo que hacía Pinilla con Asprilla, pero durante el 2004, se mantuvo todo parejo. Pasando al año siguiente, la U jugó Libertadores, clasificó a octavos y se enfrentó a Santos. Ganamos 2-1 en la ida con un gol del Pato Galaz, y caímos sin apelaciones en la vuelta (mención honrosa al 2x4 en Sao Paulo, partidazo con marcador engañoso) Este mismo año comenzaba la debacle. Con la vuelta de Salas, la Corporación intentó llevar más gente al estadio en el clausura, y lo logró hasta cierto punto.

U. de Chile x Palmeiras
Libertadores 2001 Socio barra $500 (Sí, 500 pesos)


Luego de la eliminación por gol de visita ante la Uc, se vieron las mismas caras. Todo normal hasta la final, perdida frente al mismo rival, con igualdad en goles (aún cuando nuestra diferencia de gol visitante era superior a la de la Uc, debimos definir en penales. Cosas del fútbol y sus bases). El 2006, año nefasto, se sintió el apoyo al principio, pero no al final. La popularidad del rival que cedió por primera vez un titulo sudamericano a un equipo mexicano se confabuló con la quiebra y transición del club. Habían partidos con 3.000 espectadores y galerías a 2.000 pesos, ganchos 2x1 y otras maniobras que servían para que El Nacional no se sintiera tan vacío. 
2007 y 2008 lo mismo, no hay cambios. Durante el apertura 2009 se comienza a visualizar la mano de Azul Azul en este tema. La irrupción masiva de los abonos, lo atractivo del precio, la idea de acompañar al equipo en todos sus partidos (además de la Libertadores) por menos de $3.000, llamó la atención de los más habituales. En conjunto, el antiguo socio barra o empadronado (que en ese momento aún seguía funcionando) más el socio tarjeta azul y estudiante sirvieron como excelentes ganchos para asistir a la cancha. Todo el proyecto se coronó antes de tiempo, tanto para el equipo como también para los intereses de la concesionaria, con el titulo del apertura de ese año. Existió un gran crecimiento en los abonos, motivado por el rendimiento del equipo y la participación internacional. La Sudamericana 2009 aportó con lo suyo y fidelizó a más hinchas con el mal llamado "socio abonado", que no es más que un abono y un par de descuentos en tiendas juveniles.
Ya el 2010 existía una gran masa de hinchas fidelizados al abono. Pero es con la campaña de Copa Libertadores de ese año, en que Azul Azul comienza a visualizar que su departamento de marketing ha hecho bien las cosas y, por otro lado, comienzan los "fieles" a asegurar sus puestos. Simpatizantes de la U que más allá de conocer la experiencia de ir a la cancha un par de veces y seguir al equipo en instancias importantes, no sentían a la U como parte de sus vidas. 

Durante el 2011 la capacidad de compra -o endeudamiento- demostró la mejor cara para la concesionaria. El hincha azul agotó existencias de camisetas, indumentaria y por supuesto el producto estrella, el abono.

Ahora a mitad de 2012, el plan de fidelización, que entre otras cosas busca crear la necesidad de asegurar un espacio para instancias decisivas, ha pasado a la siguiente etapa. Con la inexistencia de abonos, la construcción del estadio tiene asegurada su rentabilidad, ya que serán muchos los hinchas, que, independiente de los resultados a mediano plazo, (en un fútbol negocio como el nuestro, periférico por excelencia y exportador en esencia, es imposible asegurar resultados a mediano plazo. Cosa de mirar a Colocolo) intentarán asegurar su espacio para ocasiones especiales comprando asientos a 5, 10 o 20 años (con un costo casi imposible de alcanzar por un sueldo promedio, pero que si se puede pactar a cómodas cuotas) lo que le asegura a Azul Azul el éxito de la empresa, cosa impensada para los antiguos proyectos. 

La jugada de AA es simplemente digna de aplaudir en el mundo empresarial. Asegurar el borderó de un equipo de fútbol profesional a mediano plazo es una situación que nunca nadie ni siquiera se había llegado a plantear como realidad durante toda la historia de nuestro balompié rentado. Como el fútbol es en esencia, impredecible, lo son también sus ingresos. Hacer que la gente adquiera un compromiso, sin mediar el resultado deportivo, es lo que siempre soñó un empresario que se ligó al fútbol por interés comercial. En un espacio que de por sí es cambiante y poco estable en el tiempo, los concesionarios de la U lograron demostrar que, en una economía de mercado, todo es mercancía, que pueden hacer creer que es posible modificar las reglas establecidas o los conocimientos previos. Pero una cosa es asegurar el producto, otra cosa muy distinta es mantenerse en la cúspide deportiva, y para eso, aparte de planificación y gestión, se necesita tener fútbol. Veremos si AA lo tiene en 10 años más.