jueves, 1 de diciembre de 2011

El barrismo en Chile. Somos pocos pero locos.


El fenómeno del barrismo en Chile tiene como nacimiento la década de 1980. En medio de un álgido fervor social y movimientos civiles anti-dictadura, el barrismo se instaló en los estadios de Chile a través de las hinchadas de los equipos más grandes del país.
Colo-colo y Universidad de Chile vieron la génesis de un movimiento juvenil que a través de los cánticos, el colorido y pasión, además de una inusitada violencia, se hicieron presente cada fin de semana. Situando su espacio en la galería, pero manteniendo sus comportamientos en sus villas y poblaciones, los barrabrava chilenos comenzaron a construir un nuevo paradigma dentro del espectáculo del fútbol.

El barrismo en Chile adoptó como propios los cánticos y el estilo del barrabrava argentino, el cual, se caracteriza por una vestimenta y apariencia determinada, la cual lo distingue el hincha normal del fútbol. Papel picado, pirotecnia, gorros, cabelleras largas y camisetas de equipos trasandinos caracterizan al barrabrava y lo diferencian del resto.

La gran diferencia, quizá con el barrismo argentino, es que el fenómeno en nuestro país incluye un gran componente político y contestatario, surge como voz de protesta y  se puede identificar como otra ala o formato de respuesta a la represión tanto física como cultural de la dictadura, la cual, durante la década de 1980 cambia su política represiva, pasa desde la guerra contra ‘el enemigo interno’ a una política de represión principalmente cultural.

Los primeros barrabrava se ubican en los sectores periféricos de la capital, principalmente Santiago sur y norte, en poblaciones siempre identificadas como populares. Por lo tanto podemos distinguir que quienes componen el fenómeno del barrismo en su inicio son jóvenes, ‘hijos de la dictadura’, provenientes de barrios populares, en los cuales, la violencia impera como ley, se encuentra en la calle día a día. Entonces podemos inferir que la galería se presenta como una extensión de las condiciones habituales donde se desenvuelven los barrabrava, por lo tanto, si bien es un comportamiento ajeno al fútbol en esos momentos, no lo es a la sociedad civil de aquellos años.

Antecedentes de violencia en los espectáculos de fútbol profesional chileno existen con anterioridad, aunque no protagonizados por colectivos específicos o ‘piños’ como se denominan a las facciones de cada barra brava, las cuales, principalmente,  se componen de individuos que poseen lazos afectivos, etáreos, territoriales o identitarios en común.

Glosario:
Zorra, Indio, Cogotero: Colo-colo
Beata, monja, carmelita: Universidad Católica.
Madre, Chuncho: Universidad de Chile
Piño: Grupo de barrabravas que se caracterizan por pertenecer a un mismo espacio geográfico, cultural o identitario y conforman a la barra.

lunes, 25 de julio de 2011

Chile, la fiebre del fútbol- negocio y la realidad del fracaso.

Esta Copa América se presentaba para Chile como "la" oportunidad real de alzar, una vez por todas, algún trofeo oficial. Y digo "la" porque al igual que la gente, la prensa olvida fácilmente las otras oportunidades en que la selección ha tenido "la" oportunidad, cómo el 89 por ejemplo.
Si bien el proceso Bielsa dejó excelentes resultados competitivos y futbolisticos, en los deportivo el salto fue cualitativo más que cuantitativo -un paso a segunda ronda de Copa del Mundo y un inaudito segundo lugar en la clasificatoria más desgastante y complicada del mundo- ya que no se logró algún trofeo, que es lo que más le importa a la fanaticada, y los analisis simplistas y resultadistas igualan la campaña del 2010 a la del 98 -paso a segunda ronda y eliminación con Brasil- aún cuando se consiguió un triunfo en la Copa después de 48 años -desmereciendo de pasada este resultado, debido al rival, Honduras, y olvidando los fracasos por ejemplo contra Australia el 74 o Argelia, en el recordado 3-0 de España 82- tirando al tacho de la basura el buen juego, verticalidad y dinamismo de la selección, reduciendola a la falta de finiquito que se tradujo en 3 goles convertidos en 4 partidos. Chile con Bielsa ganó algo que no conseguía desde los tiempos de Zamorano y Salas, respeto!. Ese respeto es con el que llegó Borghi, quien, con una propuesta más centrada en los elementos que el esquema táctico, se plantó en cada cancha trasandina frente a sus rivales, quienes, más preocupados del Chile pos-Bielsa que de su propio funcionamiento, enfrentaron a la roja con la manoseada "táctica", que en realidad se traduce en perder la esencia del fútbol mismo, eso ocurre cuando te preocupas más de no dejar jugar al rival que de desarrollar tu fútbol propio.

Los chilenos, los que llevan a la roja en el corazón y la tarjeta en el bolsillo, se volcaron en masa a "alentar" a la selección. En un arranque de patriotismo que no se veía desde hacía mucho tiempo, la fiebre por la roja, además de la oportunidad de disfrutar de los placeres mendocinos, brindo una oportunidad especial a la "marea" que decidió viajar al "extranjero" por algunos días, todo con el fin de alentar a la selección. La realidad vista en Mendoza dista mucho del hincha esforzado y pasional que alienta a su equipo a brazo partido. Lo que vimos en la provincia de Cuyo fue una extensión de lo que se vio durante las clasificatorias a Sudáfrica: Estadios mudos, arranques de ira contra los propios jugadores, frustración, intolerancia y sobre todo, exitismo -además de los polillas de siempre-. Pero también se vio a la sociedad chilena en pleno... Reventando los cupos de crédito en sus tarjetas, consumiendo y arrasando literalmente con todo a su paso -librerías, tiendas deportivas, musicales, farmacias, boutiques, pastelerías, chocolaterías, kioskos etc.- El esforzado hincha chileno dejó ganancias por miles de millones de pesos a la ciudad de Mendoza, quienes en su mayoría sonreían ante el C-H-I que no los dejaba dormir tranquilos ni permitía la vida normal en la capital de la provincia, los más felices y contentos eran los comerciantes y las cabronas, ya que como la ley lo dice, el matrimonio es valido solo en territorio nacional.

Toda esta fiebre copera, alimentada por los medios de comunicación a través de los espacios publicitarios y el gran trabajo de las áreas deportivas de cada canal, sirvió para crear la falsa sensación de superioridad, la cual suele aflorar en el chileno medio, que llevado por modas y tendencias creyó en los 11 vestidos con el rojo de Puma. Pocos se han detenido en el fracaso, o más bien en el porqué determinar la campaña como un fracaso... realmente fue un fracaso? Por lo que escuchamos de los "especialistas" claramente fue un fracaso, ya que, la mejor generación de jugadores en la historia de la selección -disculpas a los del 57, 64, 74, e incluso a la generación de Sydney 2000 pero ustedes, según ellos, no son nada- perdió con un rival como Venezuela, cuando la oportunidad estaba sin Brasil y Argentina en la Copa -Paraguay y Uruguay los eliminaron, después, coincidentemente, disputaron la final- y por eso se fracasó. Y porqué fracasó? Chile ha sido muchas veces campeón de América? Entonces porqué esperamos un triunfo inmediato de un proceso que recién comienza, de jugadores que si bien tienen una dinámica de trabajo y un conocimiento previo de equipo se están adaptando a un nuevo estratega, quien posee bases, conceptos y criterios dispares al anterior. Chile está para el gran salto, pero este se dará en el momento en que sus piezas maduren y encuentren el equilibrio necesario en la fase defensiva, además de la tolerancia a la frustración, la cual será clave fundamental para conseguir este triunfo... Pero a la gente se le olvida, ya que cada ocación, cada Copa somos favoritos, favoritos porque "la prensa especializada lo dice", no por los conocimientos de fútbol de los espectadores lo determinen. Fracaso será perder la Copa o el Mundial luego de ser campeones, no antes.
En esta Copa América Chile ganó experiencia y logró mantener el respeto que tuvo con Bielsa, pero quién más ganó fue el Mendoza comercial, ese que con el consumismo compulsivo vio la cara más amable y alegre del libremercado.

A propósito de la Copa América que quiere la CONCACAF

Este nuevo formato se discute más en Norteamérica que en Sudamerica.
Tomando el punto comercial y económico, que es el que más trabas presenta para realizar una modificación real a la competencia, se presentan dos posiciones.
Las de las federaciones nacionales de fútbol de los países más pequeños, en realidad de todos exceptuando Brasil y Argentina, quienes tienen ingresos estratosfericos comparadas con el resto. La Copa América se presenta como una oportunidad económica para cada uno de ellos, tanto en derechos de televisión, participación y principalmente como país anfitrión. Desde que la Copa se realiza cada 4 años esto último ha decantado en un mayor tiempo entre cada realización, pero aún así cada país deposita sus esperanzas en la rotación de la localía del torneo, por lo tanto este es un punto en el cual se presenta una postura intransigente para las federaciones. México ni algún otro país que no pertenezca a CONMEBOL podrán acoger la Copa en mucho tiempo.
Por otro lado la postura de CONCACAF, la cual pretende ser participe activo de la realización del torneo, situándose como protagonista al mismo nivel que los sudamericanos, lo que incluye recibir los mismos beneficios económicos y réditos deportivos.
El aumento de plazas es el que interesa más a los sudamericanos, ya que con esto se realiza una mayor cantidad de partidos, lo que se traduce en mayores ingresos económicos, además de una mayor audiencia cautiva en nuevos países.
En cuanto a lo deportivo, la inclusión de equipos CONCACAF nunca ha aportado mayor competitividad al torneo a excepción de México, único cuadro que está al nivel de competencia de Sudamérica - pero principalmente por los ingresos económicos que aporta la participación de México a la copa, por eso la inclusión al sistema sudamericano, tanto a nivel de clubes como selecciones- por lo tanto lo atractivo no va en la inclusión de equipos de CONCACAF, ya que para uruguayos o paraguayos, chilenos y peruanos, no presenta beneficio deportivo alguno enfrentar a selecciones como Panamá, El Salvador o Nicaragua, al contrario, se presenta como una baja en el nivel del torneo, ya que estas selecciones presentan un nivel similar al de Bolivia, rival más débil y accesible de las citas continentales.

La discusión es netamente económica en el sur del continente, y, por el contrario es más deportiva que económica en el norte, aún cuando ninguna de las dos es comparable con la otra.
Sudamérica sacrificaría deportividad por economía?
Centro-Norteamérica y el Caribe sacrificarían economía por deportividad y competencia?
Si bien somos todos un continente, las distancias entre USA y Chile, México y Argentina son gigantescas, son más que transatlánticas y si bien aquí nadie ha planteado el tema comparando la situación Europea, allá en 3 días de bus conectas Portugal con Turquía, acá conectas Chile con la frontera Perú-Ecuador, solo como ejemplo para ver las distancias...

Y en cuanto a la fusión de Confederaciones... ese anhelo, sueño o utopía es sinceramente incongruente, poco probable y bastante poco eficaz, para ambas confederaciones.

martes, 15 de marzo de 2011

A la olla.



Centro, centro, centro… Y así muchos creen que algo se conseguirá, un bote raro, un defensa con mal timening (calculo) o un rebote. Una falla más que un acierto es lo que alimenta esta manera de jugar, esta actitud. Es una forma más que un recurso en la mayoría de los equipos que lo practican, hay quienes desde los 20 minutos del primer tiempo comienzan con el incesante pelotazo al área, porque más que centros son pelotazos. Es distinto el arte de centrar, es un arte y no muchos tienen esa habilidad de medir tiempo, espacio y velocidad al borde del área, de poner un pase a la cabeza del compañero y celebrar. Sí tiene un eximio cabeceador y un hábil que le ponga balones en la frente, aprovéchelo, sienta que es un arma que no muchos poseen y haga gala de ella. Pero no lo utilice como el único recurso posible para llegar al gol, no lo vea como su única opción. Sea inteligente, maneje esa posibilidad con discreción e inteligencia, tienda a ver cómo su rival creerá en el centro y explote otras habilidades del equipo. No caiga en lo que el resto hace, enviar pelotazos como loco a ver si cae una. Entienda que no por que muchos lo hacen es bueno, para algo le sirven los otros ocho jugadores que tiene en cancha.
El centro o más bien el pelotazo es otro de los indicadores que dan cuenta sobre la realidad del fútbol moderno. La búsqueda incesante de la falla del rival a través del accidente o la trivialidad se ha convertido en un fin para conseguir el resultado, más que una opción explotable junto a tantas otras que provee el fútbol a quienes lo practican. Es distinto provocar las fallas en el contrario a través de la presión ofensiva que se ejerce sobre los menos habilidosos del campo, los defensas. Hay entrenadores que la explotan muy bien, eso sí con más trabajo físico que táctico en este ejercicio. Ahora si tiene jugadores que presionen de aquí para allá los 90 minutos, corriendo desordenados en búsqueda de disputar un balón y cuando le entregue una pelota en velocidad o al espacio sean capaces de pensar y ejecutar sin dudar, bueno le felicito por la suerte suya, ya que esos son los que más rápido dejan estas tierras y migran a Europa por mejores salarios y tranquilidad económica.
El fútbol está lleno de opciones y estilos de juego, pero los estilos de buen juego se han ido retirando en el último tiempo –Y con esto no estoy descubriendo el agua tibia como dice César Farías-. Hay que tener la conciencia y conocimiento de que quienes utilizan las diversas variables que ofrece y propone un juego como el fútbol para jugar a el –y no buscar solo el triunfo-  son quienes consiguen los mejores resultados y por ende deben ser explotadas por los todos los técnicos hoy en día. Deben trabajar e instruirse continuamente sobre el fútbol mismo; como también los jugadores deben tener conocimientos sobre táctica y juego, más que entrar y meter todo como siempre se les pide. Deben conocer su juego y habilidades, los pro y contras de sus compañeros y la manera de jugar del equipo al cual pertenecen, como también explotar con sus conocimientos la manera de jugar del rival de turno, ver de qué manera se defiende mejor y ataca con más precisión. Si el fútbol actual está en el nivel que lo vemos es por la falta de conocimiento de todos quienes lo componen, también con una falla en la formación y de quienes se encargan de esta. Finalmente debemos comprender que el jugar bien no se trata de “estética” ni espectáculo, se trata también de ganar y explotar lo que nos ofrece el fútbol, seamos inteligentes y tomemos lo que nos ofrece el fútbol, no caigamos en la mediocridad que tanto se habla sobre el juego.

martes, 8 de marzo de 2011

Yo quiero jugar.



Yo quiero ser libre, quiero ser yo.
Cuando entro al gramado siento que es…
Que es donde quiero estar.

Yo quiero jugar, quiero ser el mejor.
Aprendo a cada bote, enseño en cada pase.
Aprendo cuando fallo y cuando gambeteo…
Cuando gambeteo no quiero parar.

Yo quiero jugar, quiero ganar.
Pero al parecer no todos quieren jugar
Solo buscan ganar
Ganar y cobrar…

Aún así toda la vida siempre busco jugar
Aun cuando no siempre pueda ganar.

lunes, 7 de marzo de 2011

½ - 0.

½ - 0.

Leyendo a Ángel Cappa, comencé a rememorar la disyuntiva propia de nuestros tiempos, que a su vez rememora tiempos pasados. El (buen) Juego versus El Resultado.
Parecen dos situaciones antagónicas en nuestra realidad, debido a que este fútbol posmoderno al que acudimos diariamente nos propone solo fines y poco le interesan los medios –y el fin ultimo, que es ganar en todo ámbito-.
Cómo sostiene Eduardo Santa Cruz, el fútbol de nuestros tiempos solo busca el beneficio de quienes lo dirigen, y para conseguirlo no se escatiman esfuerzos, como tampoco importa mucho la elegancia ni el espíritu del deporte.
Ahora el fútbol no nos pertenece, hemos perdido la capacidad de influir de manera directa en el desarrollo de nuestra pasión, y poco a poco también vamos perdiendo uno de los últimos bastiones de los futboleros; La galería.
Antes - cuentan los de más experiencia en estos terrenos- las cosas eran distintas. Los equipos buscaban encantar al publico y esto lo hacían a través de la esencia del fútbol; el juego. Los mejores eran quienes mejor jugaban, no quienes corrían más o manejaban mejor la táctica. Al final del campeonato, el mejor equipo era el que jugaba mejor, no el que aguantaba el 1-0 con 10 atrás (como suele ser ahora). Confundimos –o nos confunden- con que el hincha busca eso, o más bien solo eso, el resultado.

“Lo que importa es ganar, luego vendrá el buen juego”. ¿Le parece conocida esta frase?, me imagino que más de alguna vez la ha escuchado en la radio o la TV, ya está internalizada en el medio, es como esa otra que tanto gusta a los técnicos: “los partidos que quedan son todos como una final” – Entonces el resto del campeonato lo jugaste como si no fuese una final, o sea solo interesan las finales, lo de más da lo mismo -.
Ambas frases creo sintetizan de gran manera la realidad de nuestro fútbol hoy en día; El resultado. Y claro, la final es más importante que cualquier partido. Se disputa el trofeo, el objetivo por el cual todos compiten y está bien, siempre el fútbol ha sido una competencia, pero la gran diferencia es que antes se jugaba bien para conseguir el objetivo final, ahora da lo mismo como se llegue al objetivo, solo importa el resultado y nada mas. Ni hablar de gloria o reconocimiento, esas son cosas antiguas y sin sentido, no compran penthouses ni autos con turbo, menos pagan vacaciones al caribe.

Quizá me equivoqué de época, o tengo un alma de viejo amargo. Pero me gustaría ver que el mejor es quien mejor juega, no quien mas veces da la vuelta olímpica. Pero ya ven, el fútbol como la vida, ahora, se mide por resultados, y solo eso importa.