miércoles, 19 de febrero de 2014

Fútbol empresa. En búsqueda de la legitimidad: La Bengala de la discordia.

La relación entre las bengalas y el fútbol chileno tiene larga data, más de 25 años... Aquí otro capitulo más entre este útil artificio y la redonda.

Cómo podremos definir la situación que actualmente atraviesa el espectáculo del fútbol profesional en nuestro país?
A esta pregunta se puede responder desde varios puntos de vista y de diferentes métodos o maneras. A través de la teoría social, económica, cultural. Desde el poder, también desde la Historia e incluso la ciencia política. Puntos de vista variados, que incluyen la ética, moral y costumbres. Complejizar, desde la teoría, puede ser engorroso e incluso extralimitado, también es necesario para comprender mejor la problemática, pero al final del día, gran parte de nosotros preferiríamos dar cuenta sobre este tema desde la experiencia personal nada mas.

Con el advenimiento del modelo 100% mercantil del fútbol profesional a mediados de la década pasada, se trastocó uno de los pocos bastiones que se mantenían en píe ante los embates del capitalismo descarnizado. Si bien la concepción de Club a la que estuvimos acostumbrados en Chile durante toda la Historia de nuestro fútbol es muy diferente a las que vemos en la vecina Argentina, donde los socios se cuentan por decenas de miles en cada institución y las asambleas son verdaderas acciones políticas y sociales, nuestros clubes, "a la chilena", se componían de un espíritu, una idea e ideales con los que nos sentíamos identificados, cada cual a su manera. Ya sea la nueva U de Orozco, con su bella concepción sobre el fútbol como un bien social, o la comunidad que formaban el "Shago" Morning, Wanderers y Coquimbo por nombrar algunos en torno al equipo de fútbol, componían una esfera que brindaba un escape, una resistencia a los cada vez más largos tentáculos del sistema capitalista, al consumo y principalmente al individualismo. Eso cayó, y cayó feo. Cayó a través del poder, cayó a través del lobby y los intereses de unos pocos, que mandan a muchos. Utilizó subterfugios de la legalidad, infestó el poder del Estado y se legalizó a manera que la misma constitución lo validó. Con marullos dignos de la Camorra, que ya se quisieran los Rodriguez Gacha. La mitad de la década pasada finalmente, y luego de infructuosos intentos (Como el ya mencionado BHC con Colo-colo en los albores de la dictadura) el mercado se apoderó legalmente del fútbol.

Esta legalidad fue reafirmada y legitimada a ratos, gracias a lo que intrínsecamente va ligado al fútbol, los resultados. Fue primero la época brillante de Borghi, en la cual Colo-colo fue el puntal del fútbol empresa, el modelo ideal del manejo deportivo. Ejemplo ampliamente difundido y enaltecido por la prensa. El hijo pródigo del negocio, Blanco&Negro, demostraba con hechos, con puntos y papeles, las bondades del modelo. Ganaba en la cancha y en la bolsa, muchos pensaron que efectivamente el modelo era bueno, excelente y aún más fueron los que creyeron en que todos podían ser como el equipo de Borghi.
Luego vino la U. Liderados por un hombre especialmente calmo, con una imagen de tipo recto, cuerdo, con sentido, incluso sensato, Federico Valdés lideró Azul-Azul en su época más gloriosa. Ganó títulos, logró resultados deportivos exitosos, campañas inauditas en el plano internacional y coronó todo con la obtención de la Sudamericana. En ambos casos, modelos exitosos de gestión deportiva y financiera, los números siempre fueron azules. Durante ambos periodos, las voces disidentes, anti S.A eran tenues, muy reducidas, solo a grupos férreos, con convicciones tan grandes como su amor por la camiseta.

El cuestionamiento a la legitimidad de las sociedades anónimas varía, normalmente, según sus resultados deportivos. Como también se explica por el cambio o la adopción de símbolos y del lenguaje (La adopción por ejemplo de figuras históricas como apoyo frente a los fanáticos, conservar conceptos como el "club" por sobre la empresa, "dirigente" sobre accionista o los socios en vez de "abonados"). Cuando a Colo-colo le comenzó a ir mal, el CSD comenzó a alzar su voz, a cuestionar la legitimidad de quienes se adueñaron del equipo. Ya no se hablaba del "Colo", se hablaba del "Colo" y de Blanco&Negro, no como uno -a diferencia del periodo inmediatamente anterior- si no como dos elementos diferentes. La misma prensa que ensalzó la gestión del directorio de la empresa, comenzó a cuestionarlo, como también a cuestionar al modelo. En el caso azul la situación se presentó de manera similar, pero con diferentes matices. La llegada a la presidencia de la empresa Azul-Azul de José Yuraszeck (con toda la carga negativa que implica el personaje) posicionó a la S.A en un escenario distinto al que dejó Valdés. La suma de la extrema soberbia del personaje Yuraszeck, junto a la baja en los resultados comenzó a prender la llama en quienes jamás cuestionaron el modelo impuesto como también enalteció la de quienes siempre lo cuestionaron, la legitimidad del modelo comenzó a estar en entrevero, la opinión pública se cuestionó la validez de este. Entremedio los casos de San Felipe, Deportes Concepción y Copiapó, si bien no alcanzaron notoriedad pública, sirvieron para quienes criticaban férreamente al fútbol negocio, como argumentos válidos para atacarlo, para deslegitimarlo. En estos casos siempre la balanza se inclinó por el peso de los resultados deportivos, los cuales, mal que mal, siempre han sido el elemento mas gravitante en el fútbol. Pero actualmente nos enfrentamos a un escenario poco sospechado, quizá no visualizado de manera relevante por quienes observan y analizan el fenómeno del fútbol moderno. La legitimidad del modelo desde los hinchas hacia las empresas.
Este fenómeno se comenzó a gestar desde el gobierno de derecha elegido el 2010. El plan Estadio Seguro (designado de esta manera en concordancia con el plan de marketing ideado desde el management, introducido a la administración pública desde el modelo económico imperante - así como "Estadio Seguro" existe planes como "Barrio Seguro" "Chile Seguro" etc.-) comenzó a implementar una serie de medidas coercitivas en los espectáculos del fútbol, restringiendo el ingreso de elementos considerados "peligrosos" a los recintos deportivos. Estas medidas, apuntaban directamente a la desarticulación de cualquier movimiento disidente que pusiera en peligro la estabilidad de cada empresa a cargo de un equipo de fútbol y en especial en los llamados "equipos grandes". La idea era coartar la capacidad de movilización y fuerza de estos movimientos a través de un ataque directo a su capital de poder, la galería. La eliminación de los bombos, lienzos y artificio, además del férreo control sobre quienes las componían obedece a un ataque hacia el poder de quienes movilizan las hinchadas, descabezando cualquier idea masiva que fuese contra la maquinaria del fútbol negocio. Con el pretexto de eliminar la violencia ligada al espectáculo, como también aumentar la seguridad en los recintos deportivos para permitir "la vuelta de las familias al estadio" (El fútbol jamás ha sido un espectáculo familiar. Si bien existen familias que acuden al estadio, estas son una proporción ínfima de la cantidad total de espectadores, ya que el fútbol ha sido desde sus inicios un deporte y espectáculo eminentemente masculino y violento) la implementación del plan fue apoyada por los clubes y validada por la prensa. Los resultados de Estadio Seguro han sido variados, nefastos si lo que se buscaba era eliminar la violencia y aumentar la seguridad (la escalada de violencia entre barristas en los últimos meses se ha intensificado a niveles similares a los de la década de 1990, con más de una muerte al mes ligada a riñas entre barristas de hinchadas rivales) pero realmente efectivos en controlar socialmente a la masa ligada al fútbol y reducir la coartar la capacidad de acción de las barras. Y es en este último ámbito en el cual fijamos la finalidad del texto, el control de las masas y la validación del modelo.

Durante el último mes, Azul-Azul recibió desde la CSF una multa ademas de la correspondiente amonestación debido a la utilización de artificio por parte de la hinchada Los de Abajo en el partido contra Guaraní del Paraguay en el Estadio Nacional de Santiago. Azul-Azul anteriormente había sufrido castigos similares por la actuación de la hinchada en Rosario, Argentina como también en el mismo Estadio Nacional por situaciones idénticas. La diferencia es que a la ya conocida multa en dinero, la empresa recibió una advertencia sobre la repetición de estas actitudes por parte de la barra. Es aquí donde la historia se vuelve confusa. La CSF prohibió  la utilización de todo tipo de artificio en sus torneos debido a la muerte de un hincha boliviano durante un encuentro de Copa Libertadores disputado en la ciudad de San José de Oruro. En aquella ocasión, hinchas del Club Corinthians de Sao Paulo detonaron fuegos de artificio en la galería, los cuales, debido a la mala manipulación de un artificio, causaron la muerte del fanático. Por este motivo es que Azul-Azul sufrió la multa y advertencia sobre la actuación de Los de Abajo. La prensa nacional hizo eco de la amenaza de la CSF y difundió diversas interpretaciones sobre la misma. Como se hace habitual, la desinformación proporcionada por los medios se propagó a través de la fanaticada que finalmente entendió que otro artificio encendido en la galería significaría jugar sin público en competiciones CONMEBOL por dos años (noticia mal interpretada, debido a que dicha suspensión sería analizada por el organismo y segundo, sería aplicada solo a un sector del estadio http://www.conmebol.com/es/content/sancionan-universidad-de-chile-por-el-uso-de-bengalas). Y aquí es donde se mezcla la historia.



Los fanáticos azules se dividieron en torno a una bengala. La concesionaria empleó diversos medios de comunicación para ejercer presión sobre la hinchada, instando a los mismos hinchas a grabar, denunciar y denostar públicamente a quien osara utilizar artificio en algún partido de la U como local, a lo que una parte de la parcialidad respondió apoyando la medida y atacando directamente a quienes por el contrario, no se cuadraron con los comunicados de la empresa Azul-Azul. Por otro, estos últimos, presionados por los medios de comunicación y sus propios "camaradas", utilizaron un discurso contestatario ante la empresa, amenazando con desobedecer dicho comunicado y promoviendo la utilización de artificio como medida de presión ante las pretensiones de la empresa y también como una forma de desobediencia frente a la imposición de conductas de comportamiento impuestas en el espacio ejercido como propio. Es así, como finalmente la S.A se legitimó con gran parte de los hinchas, quienes dieron su apoyo a la empresa de manera irrestricta, bajo un discurso reproducido sin mayores cuestionamientos y atacando directamente a quienes por largo tiempo formaron parte importante del espectáculo del fútbol. Los otrora hinchas ahora se convirtieron en delincuentes y fueron apuntados por el dedo por quienes en otros tiempos se retrataron con la barra de fondo y cantaron sus canciones.
Finalmente, la ansiada legitimidad, tantas veces buscada por el fútbol negocio a través de los resultados deportivos llegó de la mano desde la vía menos esperada, poniendo a quienes fueron anteriormente uno, como antagonistas. Como fiel reflejo de una sociedad individualista y un Estado policial, los mismo fanáticos azules se convirtieron en la policía de sus camaradas, acusando, grabando y denostando públicamente a otros simplemente por tener una formación diferente y pensar distinto.

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